La aparición de las Redes Sociales ha sido uno de los efectos perversos y/o maravillosos que ha dado paso a que la popularidad deje de ser algo del ámbito más privado o personal a ser algo que se ha convertido en público para muchas personas de a pie. Nuestra prestigio, que hasta hace unos años era algo que conocía nuestra familia, círculo profesional y amigos, es ahora, en las Redes Sociales, una cuestión que puede interesar a mucha gente. Es una cuestión a tener en cuenta en muchas empresas que antes ejercían ese control de manera unidireccional, con notas de prensa o comunicados y que ahora se encuentran en la obligación de conversar con sus clientes.
Para Natura y Cultura (NyC), la marca personal o reputación (#branding) se construye todos los días, en cada uno de nuestros actos, en nuestra actividad profesional, con ser un profesional honesto, con tener congruencia entre lo que dices y lo que haces.
Las contrariedades en la marca personal, aparecen cuando tratamos de ser quién no somos. En esta situación, la falta de coherencia interna se acaba manifestando y provoca que los demás se den cuenta de que algo “no concuerda”. Este descuadre acaba en ocasiones en una crisis de reputación o de confianza. Para un profesional puede ser fatal pues resulta muy difícil recuperarse si la cosa ha sido grave.
Otra dificultad guarda relación con el exceso de ego o de apego al mismo. La parte de nosotros que está más preocupada por nuestra reputación, por lo que los demás pensarán de nosotros, es el ego. Y no se trata de que no tengamos que tener nada de ego, pero tal vez estaría bien que pudiéramos relativizarlo, que no nos atrape, que no nos angustie tanto.
El equipo #GPSi se esfuerza para que las cosas que realmente surgen de nuestro interior, con conciencia, porque creemos que así ha de ser, dejando que fluyan de manera natural los resultados llegan, porque realmente están conectados con nosotros y no porque los hayamos forzado. Las cantidades elevadas de ego, pueden resultar útiles socialmente pero en exceso nos oprimen. No debemos preocuparnos de nuestra reputación ni de las consecuencias de un comentario malicioso, pues todo ello está de verdad alineado y es coherente y sensato. Cuando pretendemos seguir en ese Yo Ideal que es aplaudido, cualquier error resquebraja la reputación, pues estaba montada sobre un principio falso.
Estas sutiles diferencias parten de dos puntos opuestos. Sólo nosotros conocemos desde dónde nos proyectamos y por tanto, cuanto hay de firme en nuestra popularidad. Así que la respuesta a la pregunta del título es obvia: la reputación no se maneja, se proyecta desde dentro en cada uno de nuestros actos.
Actuar como una estrella fugaz, puede resultarnos atractivo, pero no sostenible, establecer tu estrategia de actuación, planificar los objetivos y metas a conseguir, destacando tus puntos fuertes y marcar el camino, es parte del proceso en el que te puede ayudar el equipo #Gpsi. Tu puedes proyectar con tus actuaciones la intensidad con la que quieres brillar.